Cuando la calidad del aceite se mejora con sensores aéreos
Ahora que es tiempo de varea, y los olivos están cuajados de aceitunas maduras, vamos a centrar esta nueva entrada en el blog en el maridaje que tienen los drones y los olivares.
Pongamos un ejemplo: no mucho tiempo, la calidad del aceite no era lo prioritario. Se mezclaban frutos de diferentes procedencias, las almazaras no estaban como debían. Sin embargo, todo eso ha cambiado. Hoy en día, la calidad es un elemento más de los que se persiguen en los campos y las fábricas y, para ello, los drones van a ser unos pilares básicos.
Numerosos trabajos realizados con drones equipados de sensores han permitido analizar globalmente el estado del olivar.
Esta revolución tecnológica, que se está poniendo en marcha de la mano de estos aparatos voladores, nos está permitiendo conocer de manera muy precisa la situación de los árboles y sus frutos. De esta manera, podrán ser recogidos en el momento oportuno, cuando tienen la mejor calidad, para que el zumo que se extrae al exprimir la aceituna mejore todas esas características de la grasa vegetal. El aceite más saludable para el consumo y, al mismo tiempo, el que mayor calidad y mejor sabor tiene.
Numerosos trabajos realizados con drones equipados de sensores han permitido analizar globalmente el estado del olivar. Lo que tradicionalmente eran análisis foliares, pero que ahora con la agricultura de precisión nos ofrecen datos de una manera mucho más precisa y rápida. Entre otros, se pueden obtener los relativos a la cantidad de agua, de nutrientes, de crecimiento foliar, de masa foliar, de tamaño de copas de los árboles, etcétera. Esto permite obtener una fotografía muy exacta, ya no solo de una plantación concreta, sino del estado de cada una de las zonas de su plantación, para aplicar de manera selectiva cualquier tipo de tratamientos fitosanitarios. A partir de ese momento, se produce un ahorro de productos, con una sostenibilidad mayor para el olivar.
Drones equipados una cámara termográfica y otra multispectral han permitido recopilar información muy valiosa.
Los datos recogidos tras varias campañas de vuelo en olivares de Andalucía se recopilaron y se enviaron a la Universidad de Jaén (UJA) para el análisis y la comparación con muestras foliares y de otro tipo, recogidas y analizadas por el resto de los miembros del proyecto.
Para extraer información útil de estas imágenes ha sido necesaria la aplicación de ciertas técnicas del campo de la teledetección. Lo que se persigue es traducir la información digital que proporciona el sensor de la cámara a una magnitud física medible en otros procesos relacionados con la radiación solar y, de esta forma, comparar estas mediciones con las realizadas mediante instrumentos tradicionales. Al normalizarse la información recogida por el sensor, se aprecia claramente las diferencias sea cual sea la hora, el día o las condiciones climatológicas con las que se tomaron.
Una ingente cantidad de datos (nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, …) que se obtienen gracias a los drones en tiempo y forma, eran impensables hace relativamente poco.
Estas variables, como son la humedad del suelo, la maduración del fruto, el índice graso, entre otras, se han analizado a través de las muestras que se tomaron al mismo tiempo y en las mismas fincas que se volaron con los drones. Los muestreos, tanto de hojas como de aceituna convenientemente etiquetadas y conservadas en nevera, se trasladaron al laboratorio. Una vez allí, las muestras se secaron, trituraron y a cada una se le analizaron los siguientes parámetros: nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, sodio, manganeso, cobre, zinc y boro y se calcinaron. Una ingente cantidad de datos que se obtienen gracias a los drones en tiempo y forma, eran impensables hace relativamente poco.
De este modo, se puede conocer con exactitud el momento óptimo de recolección de la aceituna según la variedad, el peso medio, la relación pulpa hueso de la aceituna, la humedad o el contenido graso del fruto.
Solo nos queda la extracción del aceite del fruto recolectado, y disfrutar de un manjar único, que por algo se le conoce como el “oro verde”. Un producto que cada vez contiene más quilates, en parte gracias a los drones.
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